Estrategias para mejorar tu desempeño laboral

Septiembre 2024

¡Bienvenido maestro! ¿Qué tal tu semana? ¿Es de esas en que todo anda muy tranquilo y las cosas salen como se esperan, o ¿es de aquellas en que parece que nada está bajo control? Si bien es cierto que en construcción los imprevistos son una constante, trabajar apagando incendios todo el tiempo no debería serlo.

Para eso, una de las cualidades que todo maestro constructor debe tener es la de saber calcular su propia capacidad laboral. No todo se trata de calcular materiales, si no te va a pasar que aceptes más trabajos de los que puedes manejar.

Conocer tu capacidad laboral te permite planificar y ser más eficiente en tus proyectos. Si no quieres que la sobrecarga laboral cause estragos en tu salud o en tu reputación, el tema de hoy es para ti.

Evalúa y conoce tu potencial

No hay mejor herramienta de trabajo que el autoconocimiento. Identificar tus puntos fuertes y áreas de mejora te permitirá saber en qué aspectos puedes desempeñarte mejor y dónde necesitas más formación o apoyo.

Para conocer tus potencialidades, puedes pensar, por ejemplo, en las cosas que te salen bien sin mucho esfuerzo, es decir, esas habilidades naturales o talentos personales. También, puedes tener en cuenta tus conocimientos técnicos: desde tu dominio de máquinas o herramientas especiales, el saber de distintos procesos constructivos, hasta tu comprensión de planos. Tu experiencia previa: los años en el campo, los tipos de proyectos que manejaste y todos esos secretos de construcción que conoces muy bien. Otro aspecto importante es tu capacidad para mantener una actitud positiva y trabajar en equipo; la construcción es un esfuerzo colaborativo y la motivación y disposición para enfrentar desafíos, así como el saber trabajar bien con otros y comunicarte eficazmente, es esencial. Por último, pero no menos importante, está la organización personal: desde tu gestión del tiempo hasta mantener ordenado tu espacio de trabajo, la organización personal te permite ser más eficiente.

¿Ya tienes más claro tus potencialidades? Mejor escríbelas.

Ahora, conocer tus áreas de mejora puede ser un poco más difícil. Una forma muy efectiva es pedir a tus colegas o supervisores que te brinden retroalimentación honesta sobre tu desempeño. Otra es haciendo ejercicios en retrospectiva. ¿Estás listo? Probemos con analizar tu última semana:

Primero, determina cuántas horas estuviste disponible para trabajar por día y obtén tu total de horas semanales trabajadas. Anota las tareas específicas que realizaste y asigna cada una a uno de los siguientes grupos, anotando las horas que te ocuparon:

  • Trabajo Productivo (TP): Para las tareas que aportaron directamente a tu construcción, como asentar ladrillos, preparar o vaciar concreto, habilitar acero, etc.

     

  • Trabajo Contributorio (TC): Para las tareas de apoyo que fueron necesarias para llevar a cabo el trabajo productivo, sin que sean obras en sí. Por ejemplo, recibir o dar instrucciones, leer planos, trasladar materiales o desechos, resolver imprevistos o tener interacciones con supervisores o clientes, etc.

     

  • Trabajo No Contributorio (TNC): Para todas aquellas actividades que pueden ser consideradas como pérdida. Tareas innecesarias y producto de ineficiencias: espera por malas coordinaciones, descansos prolongados o pausas excesivas, trabajo rehecho, espacios de trabajo desorganizados o inseguros, etc.

     

Suma y calcula el tiempo promedio que dedicaste a cada tipo de trabajo y reflexiona en si estuvo en tus manos aprovechar mejor el tiempo y cómo pudiste hacerlo. Es de gran ayuda ver las cosas desde afuera, ¿verdad?

Mide tu productividad

Si con los ejercicios anteriores descubriste tu talón de Aquiles, seguro ya tienes ideas de cómo mejorar tu siguiente semana, pero ¡no tan rápido, maestro!

Aunque conocerte bien es muy importante, al trabajar siempre debes considerar elementos fuera de tu control que también pueden afectar tu desenvolvimiento o ralentizar tu ritmo de trabajo. Las principales fuentes de problemas en esos casos suelen ser:

  • Condiciones del sitio: Factores como un mal clima, sorpresas del terreno o la mala disponibilidad de materiales.

  • Tipo de tarea: No considerar tareas que te demandarán más esfuerzo mental que físico.

  • El tipo y método de trabajo: El emplear métodos obsoletos o ineficientes.

  • Administración de la obra: Por ejemplo, cuando existe gestión improvisada en la designación de tareas entre las cuadrillas.

  • El clima laboral: Si la comunicación es poco clara o hay falta de colaboración entre en los equipos de trabajo.

  • Salud y bienestar: Cuando tu condición física y mental no está al 100%.

¿Los habías tenido en cuenta antes? ¡Ahora lo sabes! Para potenciar tu desempeño laboral, tu capacidad para mantenerte productivo y gestionar tus proyectos de manera más realista, debes analizar hasta lo menos evidente.

Mejora tu desempeño

Como vimos, una parte crucial para mejorar tu desempeño laboral es la autoevaluación. Si ya te tomaste un momento para considerar en qué aspectos eres fuerte y en cuáles podrías mejorar, y ya obtuviste la retroalimentación de tus colegas o supervisores, el siguiente paso es, basándote en todo eso, establecer metas claras y alcanzables, manteniendo un registro de tus logros y avances para que puedas ver cómo estás progresando con el tiempo.

Aquí te dejamos algunos consejos prácticos para mejorar tu desempeño laboral:

  • Formación continua: Nunca dejes de aprender. Mantente al día con las últimas técnicas y tecnologías de construcción.

  • Cuida tu salud: La construcción puede ser físicamente exigente, así que asegúrate de cuidar tu salud mediante ejercicio regular, descanso adecuado y una dieta balanceada.

  • Comunica tus necesidades: Si necesitas ayuda o recursos adicionales para realizar tu trabajo de manera más efectiva, no dudes en comunicárselo a tu equipo o supervisor.

  • Busca soluciones creativas: Enfrenta los desafíos con una mente abierta y busca soluciones creativas para resolver problemas en el sitio de construcción.

  • Planificación detallada: Antes de comenzar cualquier proyecto, asegúrate de tener un plan detallado que incluya plazos, recursos necesarios y asignación de tareas.

  • Flexibilidad: A veces, los planes cambian. Sé flexible y capaz de adaptarte a nuevas circunstancias sin perder de vista los objetivos finales del proyecto.

  • Celebración de logros: Reconoce y celebra los logros alcanzados tanto a nivel individual como de equipo. Esto ayuda a mantener la motivación y el compromiso.

Como maestro de obra, tienes en tus manos la capacidad de transformar no solo estructuras, sino también tu propio trabajo. Al conocerte mejor y aplicar estrategias para optimizarlo, no solo serás más eficiente, sino que disfrutarás más de lo que haces. La construcción es un arte que requiere dedicación, paciencia y, sobre todo, un constante deseo de superación.

Tu éxito no solo se mide en cubos de concreto o en ladrillos colocados, sino en la satisfacción de un trabajo bien hecho y en la creación de espacios que mejoran la vida de las personas. ¡Sigue adelante, maestro! ¡A construir un futuro brillante!

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