Maestro, seguramente conoces muy bien los ingredientes básicos de una obra: los distintos tipos de insumos y materiales, las herramientas o maquinaria, el equipo, etc., y seguramente también tienes ya, a tus proveedores favoritos y de confianza para cada uno de ellos, pero ¿de casualidad tienes un buen proveedor de tiempo? Los grandes constructores saben que, si hay un insumo muy caro, difícil de conseguir y de usar, y que además es irrecuperable; este es el tiempo.
¿Alguna vez te habías puesto a pensar en el tiempo también como un insumo? Pues, hoy te contaremos el porqué es clave para tus proyectos de construcción empezar a entender el tiempo como un recurso más de tus obras. Si eres un maestro constructor con experiencia y ya pasaste por esas épocas retadoras que te han convertido hoy en el líder que se necesita para crecer; entonces, tu siguiente reto será aprender a delegar y administrar los tiempos sin perder el control de tus obras. Solo así podrás seguir creciendo sin que se te salga de las manos o sin que termines trabajando más de la cuenta.
La clave está en encontrar tu punto de equilibrio; muchas veces las oportunidades surgen cuando uno menos se lo espera, lo cual puede hacer que un proyecto tenga los días contados y, si los tiempos se extienden demasiado, el proyecto puede volverse inviable o, peor aún, inservible. Por esta razón, siempre debes tener en cuenta que, menos tiempo significa mayor complejidad o margen de error, lo que a su vez se traduce en más recursos que elevarán los costos para completar la obra. Pero, por otro lado, tampoco hay que olvidar que disponer de más tiempo, supone, también, más costos indirectos.
Es casi como un acertijo, ¿verdad?, pero ¿cómo se consigue este equilibrio?, para ello, primero, hace falta aceptar que el tiempo no se puede controlar, lo único que se puede hacer con él, es administrarlo al planificar tus cronogramas.
El cronograma de todo gran maestro constructor
Cuando no se cuenta con un plan, el estrés durante el trabajo puede hacernos perder de vista lo importante o llevarnos a tomar malas decisiones. Si a esto le sumamos la exigencia y presión del cliente por llegar a los plazos, se puede llegar a una situación insostenible en la que conseguir los resultados esperados será exponencialmente más complicado. En ese punto, mirar atrás o buscar responsables no te devolverá el tiempo perdido y para no verte envuelto en una situación así, tu mejor aliado será siempre: el cronograma.
Siempre y cuando planees tu cronograma con plazos realistas y conociendo muy bien los trabajos que se van a realizar; la cantidad de tiempo y trabajo que pueda llegar a hacerle falta va a ser proporcional a la cantidad de tiempo y trabajo que le hayas dedicado a preparar su cronograma. Es por esta razón que iniciar una obra, antes de tener listos todos los cronogramas, planos, cálculos y programaciones necesarios, es un riesgo que no vale la pena correr.
Calcular los tiempos de manera adecuada puede llegar a ser todo un arte, y es de las cosas más difíciles de dominar. Uno de los puntos clave para lograrlo es saber elegir los recursos que le daremos a cada tarea y tenerlos listos en los momentos en que se los requiere, y con recursos nos referimos también a tu equipo, ya que no siempre más trabajadores se traduce en menos tiempo.
Luego de asegurarte de haber seleccionado muy bien cada recurso que destinarás a las distintas tareas de tu obra, deberás comprometerte con tu obra y con tu cronograma, solo así estarás listo para tomar las mejores decisiones cuando se presenten incidentes.
La gestión de riesgos
Muchas veces, y sobre todo en el mundo de la construcción, tener la habilidad, flexibilidad y capacidad de adaptación ante los cambios e imprevistos de la realidad puede llegar a ser más importante que seguir el plan. Para eso, cada vez que calcules tus cronogramas, te recomendamos tener en cuenta las contingencias reservando recursos para ellas.
Pero ¿cómo saber cuánto puede llegar a tomar una actividad que no conoces?, la respuesta está nada más y nada menos que en ti, anticiparte a los imprevistos es posible y más cuando eres un constructor con experiencia.
Seguramente con los años ya sabes cuáles son los incidentes más frecuentes en una obra, y aunque siempre habrá otros que desconozcas por completo, es necesario considerar que pueden darse. ¿Cómo hacerlo? Pues bien, al planificar tus obras debes reservar dos porcentajes de tiempo: uno para los imprevistos conocidos (los que sí sabes cómo son, pero no sabes si ocurrirán), y otro para los imprevistos desconocidos (los que no sabes ni cómo son, ni si ocurrirán). La ventaja es que para unos te será más fácil calcular las cantidades de tiempo a prever, y para otros tendrás que destinar un porcentaje mínimo o gestionarlo directamente con tu cliente en caso se presenten.
El verdadero valor del tiempo
El tiempo es de los recursos más preciados, no solo para ti como constructor de obras o para tus clientes como inversionistas, lo es también para cualquier otra persona. Aprender a valorar nuestro tiempo y a respetar el de los demás, te convertirá en un verdadero profesional de la construcción. Recuerda que la calidad de tu trabajo no se concentra únicamente en los resultados o productos que entregues; la experiencia y percepción de tus clientes durante toda la construcción son también factores que hablan de la calidad de tu trabajo.
Como has podido ver, el tiempo es un asunto más extenso de lo que parece, pero si quieres convertirte en un gran maestro, ya no puedes hacer tus obras de la manera convencional, enfocándote únicamente en el alcance y la calidad; los proyectos modernos le dan, ahora, más importancia a los plazos y costos.
Seguro has escuchado hablar del Fenómeno el Niño, ¿cierto? Se trata de un evento natural muy poderoso que jamás pasa desapercibido.
¡Saludos, querido maestro de obra! Sabemos que la construcción es mucho más que levantar estructuras; es un arte que requiere técnica, planificación y, en muchos casos, altas dosis de creatividad
¡Hey, maestro de obra! ¿Estás listo para llevar tus negociaciones al siguiente nivel?